Las garrapatas, desgraciadamente, son muy comunes en los perros. La suerte es que se pueden ver a simple vista, pero habrá que inspeccionar el pelaje del perro para encontrarlas. Habrá que quitarlas de una manera específica para evitar hacer daño al perro, y también será importante prestar atención a los síntomas para localizarlas cuanto antes. Pueden contagiar enfermedades importantes, así que es imprescindible intentar evitar las garrapatas.
Cómo identificar una garrapata
Las garrapatas son arácnidos que se alimentan de la sangre de los perros, por lo que se alojan en su piel. Se pueden distinguir en dos familias, las duras, también conocidas como Ixodidae, y las blandas, también conocidas como Argasidae.
En la familia de las garrapatas duras hay una gran variedad de géneros, aunque es más normal que la que afecte a los perros sea la conocida como Rhipicehpahlus, pues está presente en prácticamente en cualquier lugar del mundo. Las garrapatas duras se pueden diferenciar de las blandas a simple vista. Tienen un caparazón duro que en los machos cubrirá toda la parte superior de su cuerpo, pero en las hembras solo cubre la parte que está más cerca de la cabeza.
La garrapata blanda más común en perros es la conocida como Otobius megnini, y se diferencia de las duras en que no tiene este caparazón. Por eso mismo, no es fácil saber cuando se trata de un macho o de una hembra. Lo normal es que se queden en las orejas de los perros.
Las garrapatas tienen tres fases evolutivas: larva, ninfa y adulta. Pueden alojarse en los perros desde que nacen, pues en todas las fases necesitan sangre para ser alimentadas. Las larvas y ninfas suelen preferir quedarse en el lomo del perro, mientras que las adultas preferirán zonas como las orejas o el cuello, pues tienen una piel más delgada y les es más fácil alimentarse.
La picadura de la garrapata
Las garrapatas aparecen con más frecuencia cuando hay buen tiempo, normalmente desde la primavera hasta el otoño. En invierno se encuentran menos, pues por lo general deciden hibernar. No pueden saltar ni volar, lo que significa que llegarán al perro andando y trepando por su cuerpo.
Las garrapatas suelen preferir alojarse en sitios donde el perro tenga dificultades para rascarse. Cuando comiencen a alimentarse, producirán una hemorragia en el perro que es muy fácil de reconocer. Por si fuera poco, mientras se alimenta introduce en el perro su saliva. Tiene una serie de componentes que imposibilitan el correcto funcionamiento del sistema inmunitario. En casos extremos, una garrapata puede provocar parásitos o incluso intoxicación, además de una variedad de enfermedades.
Las garrapatas duras se alimentan en dos fases. En la primera de ellas podrán aumentar de peso hasta 10 veces, mientras que en la segunda, podrán aumentar hasta 50 veces más. Por otro lado, las garrapatas blandas únicamente se alimentan una vez, y su peso puede aumentar hasta 4 veces.
Por supuesto, las garrapatas originarán un gran picor en el perro mientras se están alimentando, por lo que si se rasca demasiado habrá que examinarlo. Aunque las garrapatas se ven a simple vista, la presencia de pequeñas hemorragias también son un símbolo de que es posible que el perro haya sido infectado por estos huéspedes. Ante cualquier duda, habrá que acudir al veterinario para que lo examine correctamente.
Enfermedades que transmiten las garrapatas
Las garrapatas pueden hacer que el perro contraiga diversas enfermedades, lo que las hace muy peligrosas.
Por ejemplo, podrá ser contagiado de la enfermedad de Lyme. Es transmitida por las garrapatas duras, y hará que el perro tenga fiebre, pocas ganas de comer, las articulaciones inflamadas y problemas renales, entre otras cosas.
Las garrapatas, sobre todo si son muchas, pueden hacer que el perro tenga anemia. Esto supondrá una falta de sangre y hierro en su organismo que puede llegar a ser muy peligrosa, por lo que habrá que tratarla antes de que empeore demasiado.
La anaplasmosis provocará una fiebre alta en el perro, y también diarrea, vómitos, falta de apetito y en ocasiones extremas incluso parálisis.
La babesiosis también hará que el perro tenga fiebre y se encuentre muy mal, además de poder producir incluso anemia e ictericia.
La hepatozoonosis, al igual que la babesiosis, puede provocar anemia. Además, también puede producir problemas de motricidad, así como hipertermia, y también poliuria.
Por si fuera poco, las toxinas de la saliva de las garrapatas pueden hacer que el perro quede paralizado. No será cosa de un día, sino que al principio se sentirá flojo y sin fuerzas para hacer nada, y parecerá que duerme más de lo normal. En casos extremos, si esto no se trata sí que podría acabar provocando una parálisis total en el perro.
Esto demuestra la necesidad de controlar que un perro no tenga garrapatas, y sobre todo acudir al veterinario en cuanto haya algún síntoma o comportamiento extraño.
Cómo eliminar las garrapatas
La mejor opción para eliminar una garrapata es encontrarla antes de que haya picado al perro. No tiene por qué ser difícil, pues normalmente recorren su cuerpo hasta llegar al lugar adecuado para alimentarse. Bastará con peinar al perro con un peine específico para pulgas. De esta forma se evitará que las garrapatas que anden por el cuerpo del perro lo acaben picando, aunque hay que tener en cuenta que este tipo de peine no elimina las larvas.
Si el perro tiene alguna picadura, habrá que buscar por todo su pelaje hasta encontrar la garrapata que le haya picado. Será fácil de ver, y estará en las zonas donde el perro no pare de rascarse. Si no hay muchas garrapatas se podrán quitar en casa, aunque si hay demasiadas será mejor acudir al veterinario.
Una vez identificada la garrapata habrá que cogerla con unas pinzas, siempre cerca de su boca, y tirar suavemente hacia arriba. Es muy importante no hacerlo bruscamente, pues eso haría que el cuerpo de la garrapata se dividiese en dos, quedando una de las partes adherida al perro.
Una vez que se haya quitado la garrapata completa, habrá que desinfectar la herida e ir al veterinario para comprobar cuál es la gravedad. Hay que recordar que las garrapatas pueden transmitir enfermedades, por lo que será mejor hacer las pruebas necesarias para comprobar si ha sido así o no.
Cómo prevenir las garrapatas
Para prevenir las garrapatas, así como también otros parásitos, hay una serie de productos en el mercado que se pueden utilizar. Un ejemplo son las pipetas antiparasitarias, que son muy fáciles de poner, aunque hay que tener constancia y no interrumpir nunca el tratamiento antes de lo necesario. Una opción más cómoda quizá son los collares antiparasitarios, la opción preferida por muchos. Habrá que cambiarlos regularmente, pues pasada una fecha dejarán de tener eficacia. Sin embargo, pueden hacer daño en la piel de algunos perros demasiado sensibles, por lo que en estos casos será mejor el uso de la pipeta.
Además, existen champús antiparasitarios con los que se puede bañar al perro. Esto ayudará a prevenir las garrapatas, aunque el método más eficaz es que el perro no se acerque a lugares donde haya garrapatas.
En cualquier caso, será mejor acudir al veterinario y que se él quien aconseje el mejor método tanto para prevenir como para combatir las garrapatas. También es extremadamente importante que el perro se ponga las vacunas necesarias para que esté sano.