La fiebre en perros, al igual que en los humanos, es una respuesta del sistema inmunológico ante un patógeno que está atacando el organismo. Esto indica que hay algo que no va bien en el cuerpo, y será imprescindible encontrar la causa. En los perros, hay que acudir a un veterinario para que diga qué es exactamente lo que le está pasando. Aunque normalmente se deba a una infección o a un virus leve, cada perro es diferente, y no se puede saber qué le está pasando sin que lo examine un experto. Una vez hecho, deberá llevar a cabo el tratamiento adecuado para volver a llevar su vida normal una vez recuperado. Esta revisión veterinaria debe ser complementaria a las que el perro debe acudir normalmente. Acudir al veterinario con regularidad es algo muy importante para cualquier perro, y más aún llevar todas las vacunas al día.
Cuál es la temperatura normal en perros
Los perros tienen una temperatura corporal ligeramente más elevada que la de los humanos. Así, será normal para ellos tener una temperatura entre 38ºC y 39ºC. Si es más elevada se considera fiebre, y si alcanza los 41ºC ya puede ser algo grave. En este caso, será imprescindible acudir a un veterinario para realizar el tratamiento correspondiente. Es común que la temperatura varíe según las circunstancias del perro. Por ejemplo, a los cachorros y perros embarazadas les costará un poco más regular su temperatura. En estos casos es posible que se diferencie de la temperatura que por lo general es normal en perros, pero si la diferencia es demasiado grande, y sin motivo aparente, habrá que consultar al veterinario.
La fiebre es un mecanismo de defensa que tienen los perros, al igual que los humanos, y aparece cuando el cuerpo está luchando contra un patógeno extraño que está atacando el cuerpo. El sistema inmunitario intenta eliminar ese patógeno del organismo mediante la fiebre. Esto significa que el problema no será la fiebre en sí, sino lo que la esté causando. Por eso, es imprescindible saber a qué se debe, pues de esta manera se podrá dar al perro el tratamiento que necesite y que más le convenga.
Además, si no se tiene clara la causa de la fiebre, nunca se debe medicar al perro si no se cuentan con los conocimientos necesarios. Habrá que acudir a un especialista que sepa qué es lo que hay que hacer exactamente. Si no fuera así, es posible que se tratara al perro con algo que no es realmente lo que necesita, algo que puede llegar a ser incluso más dañino. El tratamiento necesario es algo esencial para la correcta recuperación del perro, al igual que puede ocurrir también con los humanos.
Causas de la fiebre
Aunque haya muchas causas frecuentes que pueden ocasionar fiebre en los perros, cada uno de ellos es único, y será el veterinario quien deba determinar qué es lo que le pasa exactamente. Algo muy común que acaba causando fiebre en perros son las infecciones. Pueden deberse a una herida o rasguño infectado, así como al mordisco de algún otro perro. También puede ser debido a una infección de oído, del tracto urinario, de algún diente o incluso algún virus. Además, es común que las vacunas ocasionen fiebre en muchos perros, llegándose a encontrar mal entre 24 y 48 horas después de habérsela puesto. Si un perro ingiere alimentos tóxicos, así como medicamentos o plantas que no debería, puede también tener fiebre.
Ante cualquier síntoma o sospecha de que el perro pueda tener fiebre, hay que acudir a un especialista. El veterinario determinará correctamente la causa, y además sabrá qué tratamiento hay que darle al perro. Aunque las arriba mencionadas sean las causas más comunes, a veces la fiebre es originada por algo mucho más complejo y difícil de diagnosticar. Esto demuestra la importancia de acudir al veterinario, y que nunca hay que tratar al perro según sospechas de lo que pueda tener sin haber contactado con un especialista.
Síntomas de la fiebre
Por supuesto, la fiebre implica un aumento de la temperatura corporal en el perro, pero también son otros los síntomas que indican que algo va mal. Para medir la fiebre habrá que usar un termómetro rectal, aunque hay otros síntomas más fáciles de apreciar. La fiebre puede producir en el perro un malestar general, así como tristeza, cansancio general, vómitos, sueño, diarrea, hipersensibilidad, pérdida de apetito e incluso puede tener la nariz más seca o caliente de lo habitual.
Cuando un perro tenga alguno de estos síntomas, será necesario acudir a un veterinario para que determine qué es lo que le pasa. No es necesario esperar a que esté demasiado mal o se pase el día vomitando, por ejemplo, pues con que el perro esté más desanimado y apagado de lo habitual habrá que ir al veterinario para encontrar la causa.
Todos estos síntomas indican que el perro puede tener fiebre, pero la única manera de comprobarlo es con un termómetro rectal. Es algo que normalmente hace el veterinario, pues alguien inexperto podría causar alguna molestia en el perro. Hay que recordar que la fiebre no es el problema en sí, sino el signo de que algo malo está ocurriendo. Aunque hay que curar la fiebre, es más importante encontrar lo que la está ocasionando, y darle al perro el tratamiento necesario para que se recupere de todas sus molestias. Un perro con una buena salud será mucho más feliz, y por supuesto estará mucho más animado, así que nunca hay que dejar de llevarlo al veterinario.
Tratamiento de la fiebre
La fiebre no es exactamente lo que hay que tratar, sino que hay que encontrar qué es lo que la ha originado. La fiebre es simplemente un síntoma más de que algo está ocurriendo en el organismo del perro, y hasta que eso no se trate, la fiebre no desaparecerá. Como hay muchas causas que pueden originar fiebre, es imprescindible acudir al veterinario y que sea él quien determine qué es lo que ocurre y sobre todo cómo se debe actuar. Habrá ocasiones en las que sea obligatorio seguir un determinado tratamiento, y otras en las que no haga falta porque el perro se curará solo, como suele pasar cuando la fiebre la origina alguna vacuna. Sin embargo, hay algunas cosas que se pueden hacer en casa para bajar la fiebre.
Lo más importante es que ingiera mucho líquido para evitar la deshidratación. No tiene que ser únicamente agua, pues también se le podrá dar algún caldo o algo similar. Si tiene frio o está temblando, habrá que ponerlo en un lugar cómodo y cálido, siendo recomendable que sea cubierto por una manta. Al igual que con los humanos, pasarle un paño con agua fría por ciertas partes del cuerpo como barriga, axilas, ingles y cara también puede ser efectivo.
Aunque lo más importante sea la hidratación y humedecer al perro para que se sienta mejor, de nada sirve hacerlo si no se acude a un veterinario para seguir el tratamiento correspondiente. Cuanto más se espere, peor podría encontrarse el perro y, por tanto, agravarse la situación. Es necesario acudir al veterinario por cualquier síntoma o malestar, por simple que parezca, pues podrían ahorrarse así muchas complicaciones.