Piometra canina – Síntomas y tratamiento
Si tienes perros en casa, lo más normal es que estés preocupado o preocupada por su salud, tanto si está bien como si tiene algún problema, pues seguramente, tu perro o perra se trate de un miembro más de la familia. Por eso, en este artículo titulado Piometra canina – Síntomas y Tratamiento te mostraremos uno de los problemas más comunes que puede tener nuestra perra, pues sólo afecta a las hembras.
Y es que los perros en la actualidad se han convertido en uno de nuestros mejores amigos, acompañando nuestro tiempo y nuestra vida día a día. Por esa razón, nos encanta verles sanos y felices, pues verlos bien nos reconforta. Por ello, nos será muy útil conocer todo tipo de información relevante a este tema, pues la piometra es una de las enfermedades más comunes con las que nos podemos encontrar. Es por eso que, si piensas que tu perra está pasando por esta fase lo mejor que puedes hacer es acudir a un veterinario para que la vea y la trate. Cuanto antes consigamos un diagnóstico y un tratamiento mejor será para su salud, pues aunque tiene un tratamiento, es mucho más efectivo en las etapas primarias.
Pero bueno, lo primero que haremos será preguntarnos:
¿Qué es la Piometra?
La Piometra, o Hiperplasia Endometrial Quística, es una enfermedad hormonal muy común en las perras que viene generada por un anormal aumento de la hormona de la Progesterona.
Con el tiempo, esta enfermedad podría acabar afectando a la fertilidad de nuestra perra. Además, en casos graves, podría acabar provocando diferentes tipos de fallos orgánicos que podrían incluso resultar mortales. Bien sea porque no le prestamos la suficiente atención o bien por la mala fortuna genética de nuestro perro. Por lo que nos tendremos que implicar en su solución si no queremos acabar lamentando una desgracia.
Por ello, aunque no debemos preocuparnos de sobremanera, al menos tendremos que ocuparnos de la enfermedad si no queremos que se nos complique más de lo deseado. De hecho, debes saber que una gran parte de las perras acaba pasando por este tipo de enfermedad a lo largo de su vida.
Se considera que ciclo hormonal está muy relacionado con la contracción de la enfermedad. Esto es así ya que suele aparecer unas diez o doce semanas tras la ovulación.
Por lo general, se debe a un aumento natural de la hormona de la progesterona. Esto hace que se disminuyan las contracciones uterinas y que se acaben generando algunos cambios relacionados en el endometrio.
En resumen…
podríamos decir que la piometra es una enfermedad uterina muy habitual dentro del mundo canino que afecta únicamente a las perras una vez que ya han alcanzado la madurez sexual. Se considera una infección de tipo secundario y que no tiene la capacidad de ser contagiada.
Así, veríamos que se produce debido a varias razones como la elevación de la progesterona una vez terminado el periodo de celo, una oportunista infección bacteriana, o algunos cambios morfológicos irregulares dentro del endometrio. Así, aunque se trate de una enfermedad común, no contagiosa ni peligrosa, de no tratarse a tiempo y de la forma correcta podría acabar complicándose hasta presentarnos el peor de los pronósticos. Por esa razón, si intuye que su perra puede estar pasando por esta circunstancia lo mejor que puedes hacer será acudir a su veterinario para hacer una revisión que confirme el estado real de salud de su perra.

Síntomas de piometra
Por lo general, la piometra es una enfermedad que de presentarse, suele hacerlo habitualmente en hembras que ya han cumplido los cinco años, aunque lo cierto es que puede producirse a partir del primer celo.
Como hemos comentado, se desarrolla en las semanas posteriores al celo, cuando el nivel de concentración de la hormona de la progesterona es más elevado. A esta fase se la conoce como metaestro.
En un 85% de los casos, podremos observar como la perrita afectada presenta ciertas secreciones vaginales purulentas sangrientas. Este hecho se produce entre la segunda y la octava semana una vez finalizado el celo.
Podemos distinguir entre dos casos. Por un lado, podríamos hablar de Piometra Abierta para referirnos al momento en el cuál el cervix se presenta abierto. Este caso es el más leve, pues también podría tratarse de una Piometra Cerrada cuando no observamos descarga vaginal. Si este es nuestro caso tendremos que tomárnoslo muy en serio pues estaríamos delante de la posibilidad más grave que esta enfermedad puede presentar.
Como tal, los síntomas más indicativos que nos pueden llevar a pensar que nuestra perra sufre de piometra podría ser letargo, fiebre, inapetencia, poliuria o desidia. Aunque es muy raro, también puede haber algunas que sufran de ensanchamiento abdominal y diarrea. Para los casos más preocupantes o que no han recibido atención médica adecuada podría acabar produciendo peritonitis, toxemia, septicemia o insuficiencia renal.
Causas
Como hemos comentando al inicio, las causas más correlacionadas de la piometra vienen derivadas de la consecuencia de los posibles trastornos derivados del ciclo hormonal. De esta forma, al finalizar el celo aumentan las concentraciones de progesterona en la perra. Esto hace que las contracciones uterinas disminuyan provocando algunos cambios en el endometrio. A su vez, esta disminución favorece el crecimiento bacteriano y también la posible aparición de nódulos, lo que aumenta la gravedad de la enfermedad.
Diagnóstico
Si tenemos la ligera sospecha de que nuestra perra tiene algunos síntomas de piometra canina, lo mejor que podemos hacer será llamar a nuestro veterinario para plantearle todas las posibles preguntas que tengamos. Él nos dará las mejores indicaciones para observar, así como también para administrarle.
En caso de que sea necesario, el diagnóstico se hará mediante exploración física y anamnesis. Una vez realizadas estas pruebas, se le hará una confirmación de diagnóstico basado en una ecografía.
Si ninguna de estas pruebas resultaran concluyentes y se tuviera la sospecha de la existencia de masas tumorales en el interior de su útero, también podría ser conveniente realizar una analítica y una citología para intentar clarificar la situación y llevar a cabo un diagnóstico definitivo.
Así, gracias al resultado del análisis podremos observar si encontramos algunos síntomas de infección. Igualmente, podremos observar la concentración de neutrófilos en la prueba de citología vaginal.

Tratamiento
En cuanto al tratamiento más adecuado para resolver este problema suele ser la cirugía. A día de hoy, la seguridad y el índice de éxito es muy alto. Por eso no debes tener miedo de que tu perrita entre en el quirófano.
Sin embargo, también podría intentar abordar este problema mediante técnicas más conservadoras. Esta decisión dependerá del estado de la perra y el grado de evolución de la enfermedad.
Así, podríamos hablar de:
Tratamiento médico conservador:
i tomamos la decisión de intentar un camino conservador, son varias las acciones que podemos realizar. Estas podrían incluir desde un lavado del útero, a una antibioticoterapia, instalación de drenaje transcervical, o a la administración de prostaglandinasque permitan aumentar la contractilidad del útero.
Este tratamiento es recomendado probarlo sobre todo en casos leves, cuando una de las cuestiones que pretendemos conseguir es mantener la fertilidad de nuestra perra. Sin embargo, hasta haber terminado de superar esta enfermedad no podemos garantizar de ninguna de las maneras que pueda mantener la capacidad de gestación. Por todo esto, sólo podremos tomar estas alternativas en casos de piometria abierta y siempre tras realizar una exhaustiva y cuidadosa valoración de la paciente, y siempre y cuando la perra no presente toxemia.
Ovariohisterectomía:
La otra opción es la extirpación quirúrgica del útero y de los ovarios. Aunque nos puede resultar un poco chocante o invasiva a primera instancia, lo cierto es que en la actualidad es posiblemente la solución terapéutica más segura con la que contamos. Por ello, en nuestros días suele ser el tratamiento elegido en la mayoría de los casos que se presentan. Además, le acompañara una terapia de soporte como por ejemplo la antibioticoterapia, fluidoterapia o el tratamiento mediante el uso de analgésicos.
Muy importante será por tanto el postoperatorio. Ahí deberemos controlar aquellos signos de infección que pudiéramos observar. Y es que si una piometra se convirtiera en avanzada o grave podría acabar convirtiéndose en una peritonitis.
Prevención
Como prevención, marcaremos dos caminos.
El primero, estará relacionado con la higiene y la salud alimenticia. Así, deberemos aseguramos que nuestra perra está alimentada de la forma adecuada y en un ambiente limpio y seguro. De esta forma, lo más normal es que no tenga por qué producirse en ningún momento este problema.
Por otro lado, si nuestra perra tiene más de cinco años y no tenemos intención de que sea o vuelva a ser madre, puede que sea buen momento para plantearnos la esterilización.
De esta forma, nos aseguraremos que no se produzca la desarmonización de la hormona de progesterona dentro del útero de nuestra perra y por ello, impediremos que esto suceda.

EXCELENTE INFORMACION . MUCHAS GRACIAS